Estar sobre un escenario de un gran teatro es, sin duda, el sueño de todo actor y, sin embargo, también el gran temor inconfesable.
Una vez que consigues la oportunidad, confías en el montaje, en ti mismo y en tus compañeros… llegan esas otras dudas: según caminas hacia el teatro te preguntas – Cuánta gente vendrá hoy? Tendremos público? Estará lleno?
Está en nuestras manos la labor del artista pero también la del artesano: hacer llegar el producto al público que lo disfruta.
Cambian los modelos y surgen las nuevas ideas